La sensación de inmersión que se vive al utilizar unas gafas de estas es realmente impactante. Sea en un juego, o en el recorrido virtual de una ciudad, la experiencia para el usuario es deliciosa. Es claro que no se trata de un artilugio más que podría pasar de moda rápidamente. Esta vez hay un esfuerzo por ofrecer usos interesantes, además de los juegos, que es el nicho de mercado en donde más simpatía despiertan los visores de realidad virtual. El éxito dependerá del contenido local relevante, y ya empiezan a aparecer las primeras aplicaciones nacionales. Samsung y la constructora Amarilo abrieron un punto en el Centro Comercial Fontanar, en Chía, en donde cualquier persona puede recorrer virtualmente cada uno de los nuevos proyectos urbanísticos. Ya hay empresas colombianas de desarrollo de aplicaciones entrenando a su personal para la creación de contenidos de este tipo y más de 150 apps están disponibles para los usuarios de las Samsung Gear VR.
Una tienda que vende artículos de lujo en Estados Unidos pone visores para que los clientes puedan ver cómo lucirán sus muebles en un apartamento ideal, en tanto que el portal HoloGirlsVR ofrece en internet los primeros videos porno filmados en 360 grados, para ser vistos con dispositivos Oculus o Gear. Por supuesto, también hay contenidos más edificantes, como un curso para aprender a hablar en público, en donde el usuario se ve a sí mismo frente a un auditorio y puede ensayar sus capacidades oratorias antes de enfrentar un público real; o recorridos por Singapur o Nueva York, muy realistas y entretenidos. Y Netflix ya entró en el mundo de la realidad virtual también, con la aplicación para recibir todo su contenido sobre estos dispositivos. En Colombia ya está disponible la aplicación oficial de Netflix para realidad virtual, que simula una sala de cine y en donde se disfrutan - de una manera muy superior, hay que decirlo - todas las series y películas que este proveedor ofrece.
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